domingo, 14 de agosto de 2011

Entresijos

Ceniza en la boca, labios resecos de tanto fumar, una botella vacía de Jack Daniels en el suelo y un desconocido semidesnudo ocupando la cama.
Empiezo a hacer ruido a propósito para ir despertando a la persona que utilicé anoche, que me utilizó anoche. Yo para intentar olvidar horas de más y buscar parte de mi orgullo, aquel que se quedó colgado en llamadas telefónicas constantes a altas horas de la madrugada; Él para tratar de encontrarse a sí mismo, parte de su amor propio y algunos sueños ingenuos que quedaron manchados de mentiras.
Parece que despierta. Se levanta. Se pone los pantalones de pie mientras se abrocha la hebilla del cinturón mirándome, no a la cara por supuesto. Termina de recoger sus cosas y se despide con un saludo fugaz, deseando desaparecer. No la llamará, eso seguro.
El camino de la vergüenza comienza en 3, 2, 1....

2 comentarios:

  1. Sexo... Huele a sexo al leer esta entrada. Me gusta. Es original :)

    http://celiarozalen.blogspot.com

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  2. Yo unicamente añadiría a tan elocuente texto la frase "pero a veces es necesario", es necesario tener la experiencia para poder alegar ya no a quienes te rodean sino a ti misma que lo has vivido y que ya sabes que quieres y no quieres para tu propia vida. Si bien, un relato corto muy bueno Ari, enhorabuena!

    http://elclubdlospoetasmuertos.blogspot.com/

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Envenenamiento